Aquí vamos nuevamente. Las últimas dos semanas han sido bastante ajetreadas para mí, tanto en la escuela como en el trabajo. Ya veía esto desde el viernes pasado cuando no había terminado la revisión del borrador del episodio XX y al frente tenía un fin de semana igualmente ocupado. Estoy enfrascado en su revisión y prefiero no apresurarla, lamento anunciar un retraso más.
A mis lectores, una nueva disculpa y un adelanto de lo que saldrá el próximo domingo (con toda seguridad):
«Todo comenzó con claridad, cuando la luz llegó a sus ojos aquella mañana, ya estaba lista para recibirla. No necesitó de su alarma, estaba despierta, entusiasmada por iniciar el día. Era una sensación que desenterraba de la niñez, de los tiempos de luz. Incluso su madre debió notar aquel brillo en su mirada, por un momento, la brecha de inseguridad y preocupación que incomunicaba a madre e hija, fue flanqueada por un cálido abrazo. Se despidieron con la llegada del autobús, de pronto parecía que todo quedaba en su lugar.
»Dentro del vehículo, Marlene reservaba un asiento. Su ocupante abordó el transporte en la penúltima parada antes de llegar a la escuela. Al verla, su rostro mostró una alegre expresión, él también la esperaba; la chica hizo algo que no frecuentaba hacer últimamente: sonreír. ¿Cómo imaginar que la desgracia le aguardaba en aquel día iluminado?»
Los espero el próximo fin de semana, gracias por su visita y su tiempo.
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